sábado, 8 de marzo de 2014

Para que sirve una psicóloga/o. Posibles primeros usos y desusos





Y es que la primera imagen que se nos viene a la cabeza cuando vamos por primera vez a un psicólogo o psicóloga es la de un médico con una bata blanca que tiene acceso a un conocimiento privilegiado sobre nosotros. Quizás va a hacer algunas preguntas para emitir un diagnóstico con una receta para solucionar nuestros problemas. Y estirarnos en un diván.
Nada más alejado de la realidad. Sin embargo los seriales y programas magazines de la tele parece que todavía insistan en ello.

El/la psicóloga, como es obvio, por muy experta que sea no sabe más de ti que tú de tu propia vida. Te invita a que conjuntamente se vaya construyendo una conversación que tú quieras compartir con él en ese momento mostrando aquellos - y solo aquellos- aspectos que consideres oportunos mostrar.


Quien es quien

La persona experta en tu vida eres tú misma y la persona experta en facilitar procesos personales y espacios para las conversaciones generativas es el/la psicóloga. 
Como consultantes invitamos a entrar en nuestra “casa” (en algunas habitaciones) para participar en una muy pequeña parte de nuestra vida - durante una hora-.
Harlene Anderson explica que cuando vamos al psicólogo es como si le presentamos una pelota hecha tiras finas de papel enredadas y cada tira son fragmentos de nuestra vida, la cual merecen atención  única ya que es preciosa e increíble. De toda la pelota de nuestra vida sólo le mostramos una cara -la que le queremos mostrar - y él escucha con atención y respeto sin por ello tomar la pelota en sus manos. 

Su tarea no va a ser la de desentramar ninguna tira según lo que dice su manual de diagnóstico y tratamiento, si no que va a hacer una indagación compartida para facilitarte un espacio para ti y para que puedas trabajar en él y con él. Se trata de invitar a la multiplicidad de formas de ver las cosas para que podamos salir de algunos círculos cerrados.

Un proceso dialógico generativo es un “Proceso activo, conjunto, recíproco, de dar y recibir, de ir y venir, en la que las personas están hablando con y entre ellas (y a sí mismas) más que para ellas” ( Anderson, 1999; Ibarra, 2004)

El conocimiento: algo compartido

Harlene Anderson cuenta que vivimos en un mundo en qué tendemos a concebir que el conocimiento es propiedad de unos pocos que están en la cúspide de la pirámide y que por lo tanto es algo que se encuentra fuera de nuestro alcance. Asumimos que el conocimiento o la verdad están fuera de nosotros y hay que ir a descubrirlas. También se revela que la verdad está dentro de nosotros y que también hay que ir a descubrirla como un arqueólogo va a descubrir los tesoros de un pasado lejano y misterioso. Y los objetos de consumo emocional creados para conseguir tal fin (libros, cursos, fines de semana, terapias) no son inocentes.


"La consejería, los programas de enriquecimiento personal de los fines de semana y los regímenes de renovación personal representan una primera línea de dependencia; todos permiten a la gente escapar del incómodo sentido de que no son 'todo lo que deberían ser'" (Gergen, 2007).

Hoy en día buscar la felicidad está de moda, parece ser que es algo que se nos escapa y tenemos que recurrir a supuestos profesionales del conocimiento para que nos lo introduzcan en la cabeza y nos sintamos, sino felices, tranquilos por hacer algo al respecto. 

Una manera alternativa y seguramente más útil es concebir el / los conocimientos como algo creado conjuntamente en un proceso comunitario y social que está vivo y en constante movimiento.

Expliquemos esto del “constante movimiento”... 


Cuando conversamos interpretamos las palabras del otro de forma diferente a como las interpretan otras personas interactuando de una forma UNICA y propia con ellas. Eso es porque cada uno estamos influenciados por nuestras experiencias y aprendizajes, intereses, expectativas, prejuicios o creencias que tenemos. Entonces hay un diálogo interno con lo que estoy escuchando que dice el otro. A la vez lo estoy transformando dándole el sentido y significado que para mí  resulte más conveniente desechando aquello que no lo es. Si hay 30 personas escuchando una conferencia seguramente habrá 30 formas distintas de contarla. Si relees un libro que hace años leíste también cambia la forma de leerlo y dialogar con él. Interpretamos lo interpretado. En el momento que interactuamos con el conocimiento también lo estamos transformando y generando, por lo tanto no es estático.

La terapia colaborativa y el equipo reflexivo 

Un psicólogo colaborativo es un recurso para ello, para poder ver desde muchos distintos ángulos y miradas, para invitar otras voces sobre las historias qué contamos  y nos contamos a nosotros mismos sobre nuestra vida y poder transformarla desde una mirada crítica.




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