domingo, 16 de marzo de 2014

Hipersociedad del rendimiento DSM V


Ultimamente he tenido la suerte de escuchar varios seminarios. Todos ellos han sido inspiradores, el seminario de homenaje a Foucault realizado por la UB, el seminario de Hannah Arendt y algunas lecturas de Byung Chul Han. Tengo para hacer unos cuantos posts.


Vivimos en la sociedad DSM. Una sociedad del rendimiento - como dice Chul Han-. Si hasta el siglo XX se caracterizaba por el poder disciplinario, por las prohibiciones y el negativismo, hoy día (añadimos) estamos en la sociedad del exceso de positivismos. Parece que hemos cambiado de bando y no es porque si, es una cuestión de rentabilidad del sistema capitalista. La locura no vende, pero si la depresión, los miedos...y 392 trastornos mas.



Mientras que la sociedad disciplinaria del siglo pasado -descrita por Foucault- genera locos y criminales (psiquiátricos, cárceles etc..) hoy se generan depresivos y fracasados. 


No hay psiquiatricos para apartar a los locos, ya que con 392 diagnosticos es mas barato estar en casa (si se tiene). Encontramos centros comerciales, spas, gimnasios, coaching, mindfullness, etc..y un sinfín de herramientas biopolíticas de autorregulación y dopaje. Entre ellas el DSM, mas grande que el libro de hechizos de Harry Potter.



La positivización conduce al ejercicio de una violencia de la positividad guiada por la superproducción, el superrendimiento el "yes, we can do it"...O sea, "can" hacer proyectos, emprendedurías, empowerments, managements, realidad aumentada, nuevas eras, publicaciones en las redes sociales y reproducir lo ya existente pero acelerando los procesos para llegar antes. Aquí la responsabilidad recae sobre el individuo, sobre el "se tú mismo" que nos da una atractiva sensación de libertad, muchas veces ilusoria, pero muy productiva para la sociedad de consumo.  


Como apunta Chul Han en el siglo XXI lo problemático no son los virus (lo inmunológico) sino las neuronas: es la era de la depresión y a diferencia de la anterior no genera rechazo sino consumo y saturación.  En palabras de Byung Chul Han “en realidad, lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el imperativo del rendimiento como nuevo mandato de la sociedad de trabajo tardomoderna”. El cansancio de la positividad.


Naturalizamos el hecho de doparnos con drogas inteligentes para rendir mejor sin alterar el producto ya que asistimos a una medicalización de la vida cotidiana como nunca antes. 
Sin ir mas lejos, El DSM I (1952) contaba con 106 trastornos, el DSM IV (1994) 307 hasta que el DSMV (2013) tiene 392 trastornos. Los datos nos llevan a creer que seguimos en un gremio Psi que mayoritariamente es pro DSM, el resto son los 282 instituciones y 8400 profesionales que han firmado el manifiesto para una psicología libre del DSM. En pocos meses se han vendido 150.000 ejemplares, con una recaudación de 22.000.000 de dólares. Se ofrecen cursos, manuales, libritos y lo que es más sorprendente, asignaturas obligatorias de la carrera de psicología para aprender a usarlo. Las revistas de impacto exigen filtrado de las muestras a través del DSM V.


Parece que se nos ha olvidado que evaluar una gripe -una enfermedad- no es equiparable a evaluar una forma de relacionarnos, pensar o ser distintos confundiendo por enfermedad aquello que no lo és. No es lo mismo ser distinto que estar enfermo.


Por ejemplo, los síntomas premenstruales son una enfermedad disfórica, el orgullo un trastorno narcicista, la ira un problema de control de impulsos, la energía de un niño es un TDHA, la timidez és fobia social, los orgasmos clitoridianos son un problema de inmadurez, los videojuegos generan violencia, las tecnologías de la información y la relación aíslan y crean adicción etc...
La tristeza está desterrada y la positividad medicalizada. Estar triste y negativo forma parte de nuestra existencia, es un derecho humano sentirla y disfrutarla, porque nos permite experimentar y aprender del mundo, y como dice Rorty, ser compasivos y solidarios. 




No faltan terapias para ello de aceptación y compromiso, coaching etc.. De hecho desde la biopolítica (la biopolítica es el intento por parte del poder de controlar la salud, la higiene, la alimentación, la sexualidad y la natalidad) existe una preocupación por la felicidad por encima de la vivienda, el trabajo o la sanidad

Se relacionan términos como el de "salud mental" con la felicidad, y se obvian nombres feos como el de trastornos mentales que es como más negativo y menos fashion. Para ello existen dispositivos para saber si eres realmente feliz y como probablemente acabas viendo que no lo eres, uno se debe preocupar, ya que es responsable y "we can". Entonces vamos corriendo a un consejero o un psicólogo o psiquiatra. 


Hay libros y conceptos remasterizados 2.0 que hablan de la ley de atracción que dice que con una actitud adecuada todo viene, al igual que el poder, el dinero la fama, o el trabajo. En resumen,  que uno mismo verá, como hay que ver cuando tienes que montar un mueble ikea, del cual eres el responsable y culpable (pecador de la pradera) de no saberlo montar hasta que no se demuestre lo contrario. Hay que convertirse en una especie de guerrero espiritual de la nueva era, tipo peli matrix por una parte y 300 por otra, que fascina a tanta gente. Pero medicalizado, eso sí, sino no te iluminas. Y poca cosa mas.



(continuará)


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