Poco a poco vamos
tomando consciencia de lo que representa consumir alimentos tratados con
productos químicos y/o transgénicos.
La clave és la educación y la información contrastada
(es decir, consultando y contrastando en muchas fuentes, no solo en las de siempre) ya
que cuando uno entiende que come, generalmente puede decidir si comer esto o
aquello con criterio y transformar la lógica de funcionamiento de un sistema económico-social
postcapitalista. Los costes y abaramientos que suponen los químicos resultan a
la larga caros tanto para el medio ambiente, como económicamente y en salud. Un
claro ejemplo és el de los agricultores de la india arruinados con las semillas
que compraron en Monsanto o los nuevos problemas de salud, alergias y cànceres que posiblemente estén relacionados con la cantidad ingente de aditivos artificiales.

Los suelos están faltados de magnesio (los fertilizantes no lo llevan)
así que tenemos que tomar complementos si no queremos empezar a notar su falta.
Ana M. Lajusticia, especializada en magnesio, nos aconseja que ya que todo está
contaminado, “mirar de cambiar de veneno”, para que el hígado no encuentre
siempre el mismo.
Los etiquetajes no son claros, así que hay que aprender a intuir, investigar y estudiar, o hacer algo al respecto, ya que no existen unas normativas que obliguen a dar demasiadas explicaciones y concreciones.
Los etiquetajes no son claros, así que hay que aprender a intuir, investigar y estudiar, o hacer algo al respecto, ya que no existen unas normativas que obliguen a dar demasiadas explicaciones y concreciones.
Una guia actualizada y útil por
lo que refiere a saber qué marcas trabajan con transgénicos la podemos encontrar en
la página de GreenPeace http://www.greenpeace.org/espana/es/reports/gu-a-roja-y-verde/
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